1. Un punto de partida con muchos simbolismos


Energía de la comunicación. Escultor: José A. Barrios.

Muchos viajeros llegan a Zaragoza en tren o autobús, así que un punto ideal para comenzar un itinerario por la ciudad es la estación intermodal de Delicias. Ante ella, en la Plaza de El Periódico de Aragón, se erigió en 2015 el monumento Energía de la comunicación, donado por ese diario para conmemorar su 25º aniversario: representa un engranaje helicoidal del que surgen unas páginas de periódico. Es una iniciativa generosa que ojalá tenga continuidad en este distrito periférico, donde hay tan pocos monumentos y menos aún vinculados a publicaciones culturales o sus autores, con la excepción del Monumento a Demetrio Galán Bergua, en la calle que lleva el nombre del insigne autor de El libro de la jota aragonesa; aunque merece la pena mencionar que en el vecino barrio obrero de Miralbueno ya existe desde 1982 un coqueto monumento A la Cultura tanto visual como sonora y literaria.

También es muy interdisciplinar la oferta cultural de Etopia: Centro Municipal de Arte y Nuevas Tecnologías, en cuyas fachadas mediáticas de noche se pueden leer textos y ver imágenes que difunden al exterior las actividades de esa institución, a menudo poéticas creaciones de arte digital expresamente diseñadas para ese emplazamiento. Desde allí al Caixaforum se extiende la llamada “Milla Digital”, un distrito de innovación cultural y tecnológica que todavía es más proyecto que realidad; pero no deja de ser un paseo agradable, aunque la modernidad arquitectónico-urbanística del diseño aparezca a veces contaminada por los inevitables graffiti. Esta “escritura” mural, tan propia de la cultura urbana actual, por desgracia no respeta ni edificios históricos como la Aljafería, ni el conjunto escultórico Homenaje a Al Mutaman, sabio, matemático y poeta, monarca de la Taifa de Zaragoza entre 1081 y 1086, autor del libro Kitab al-Istikmal o Libro de la Perfección.