6. Apoteosis culminante


Monumento a Rubén Darío. Escultor: Ángel Orensanz.

Nuestro recorrido llega a su punto culminante en el Parque Grande que, como nos recuerda a su entrada el Memorial de José Antonio Labordeta, lleva el nombre del ilustre cantautor, docente y político aragonés. De hecho, por el paseo de los Plátanos, podremos leer fragmentos de sus canciones que decoran, junto a siluetas de pájaros y de árboles, el pavimento de asfalto pintado por Sandra Liarte y Alicia Gracia en 2015. Siguiendo esa intervención artística, pasaremos junto al Monumento a Eusebio Blasco Soler, fecundo escritor de comedia, poesía, zarzuela, novela, cuentos, etc.. Llama la atención su alto pedestal, que es una rareza hoy día para un retrato de busto pero no lo era tanto en 1928, fecha en que igualmente se concibió el Monumento a Joaquín Dicenta, que también tenía originalmente un esbelto pedestal, si bien ahora está sobre una peana más baja y también ha cambiado su ubicación, junto a la cascada del parque. Estéticamente tampoco hacían pareja ambos retratos, pues el de Dicenta, eximio periodista y escritor que había fundado la Sociedad de Autores, fue representado por Honorio García Condoy emulando un busto romano, con toga que le cubre la espalda y los brazos dejando el pecho al descubierto. Pero esta originalidad fue superada en 1930 por Ramón Acín en su muy vanguardista monumento dedicado a Luís Lopez Allue que había sido alcalde de Huesca y escritor. Un doble banco con respaldos dispuestos en ángulo invita a sentarse a leer, y el pilar que los une muestra en relieve de bronce el retrato del homenajeado. En las proximidades se encuentra el edificio del Rincón de Goya, construido en 1928 por Fernando García Mercadal como centro cultural para exposiciones y biblioteca pública. El franquismo marcó un corte cultural con todo eso, pero en 1967 Ángel Orensanz culminó esos avances con otro atrevimiento, pues en su Monumento a Rubén Darío no hay ningún retrato del vate nicaragüense, sólo la figura de un niño subido a una roca para alcanzar una estrella con sus manos, una representación visual de la conocida poesía cuyos versos están escritos en la inscripción vecina. El marco paisajístico que le rodea, silencioso e inspirador, hace de esta obra una de las más hermosas del parque.