9. Mercado Central

Avanzamos unos metros por la calle Manifestación y llegamos al Mercado Central -o de Lanuza-, el cual se construyó en 1903 según proyecto de Félix Navarro en la antigua plaza del Mercado de origen medieval. A mediados de los años cincuenta, la apertura de la avenida de César Augusto hizo que el edificio ocupara un lugar importante en dicha vía y entorpeciera notablemente el tráfico rodado, se planteó entonces su demolición o traslado a otro lugar de la ciudad. La declaración en 1978 del Mercado Central como Monumento Histórico-Artístico y por consiguiente su conservación in situ, obligó a replantear la ordenación de su entorno. Para ello se convocó un concurso de ideas en el que fue premiado el presentado por el arquitecto Juan Martín Trenor bajo el lema "Hippocastanum". La reforma consta de dos elementos fundamentales, el porche y la puerta, los cuales habían caracterizado el lugar, ya que en él se levantaba la antigua Puerta de Toledo de la muralla romana y ya que la vieja plaza del Mercado era una plaza porticada -e la que hoy todavía se conservan algunos de sus edificios-. La denominada "Alegoría de la Puerta de la Paz" consiste, en esencia, en cuatro arcos realizados en ladrillo y mármol blanco, colocados uno tras otro, que glosan la ciudad de las cuatro culturas. Se coloca así un primer arco adintelado que representa la Salduie ibérica. Un segundo, de medio punto y con las mismas proporciones que el arco central de la fachada del edificio del Mercado de Lanuza, que evoca la Caesaraugusta romana y la puerta occidental de su muralla. Un tercero, también adintelado, rememora la Puerta Bád al-yanúd de la Medina Albaida Saraqusta. Finalmente, un cuarto igual al anterior, que evoca la Puerta de Toledo de la Zaragoza cristiana. Estos arcos se disponen entre los restos que se conservan de la muralla romana y el Mercado y sirven de soporte perspectivo a la estatua de Augusto que debía haberse colocado en el Altar de la Patria de la plaza del Pilar. La estatua se alza sobre un podio y está rodeada por un pequeño estanque.

Desde aquí, accedemos fácilmente de nuevo a la plaza del Pilar, lugar desde el que hemos comenzado nuestro recorrido.