7. Plaza San Felipe

A través de la calle de San Félix llegamos a la de Méndez Núñez, continuamos por ella hacia el Oeste, atravesando la calle de Alfonso I y entramos así en la calle Torre Nueva, unos metros más adelante nos hallaremos en la plaza de San Felipe. Esta plaza es uno de los espacios más tradicionales de la ciudad antigua. En su interior se construyó a comienzos del siglo XVI la llamada Torre Nueva -destruida en 1892- y está rodeada por edificios tan representativos como la iglesia de San Felipe con su fachada barroca, el Museo Pablo Gargallo -Casa del Marqués de Villaverde o Casa Argillo- con las esculturas ecuestres del Atleta clásico y moderno , las Casas Fortea, Montal y Fuenclara, etc. Los sucesivos recrecimientos de los pavimentos dispuestos sobre la plaza, habían sobrepasado en ocasiones los umbrales de los edificios que componían la misma. Por otra parte y a pesar de su ausencia, la Torre Nueva era el recuerdo más emergente de la plaza, las ruinas de la misma recientemente excavadas, potenciaban esta idea y reclamaban una cierta presencia física de la misma. Finalmente, debían solucionarse problemas de tráfico, permitiendo de forma restringida la circulación rodada.

Para solucionar estos problemas, los arquitectos Fernando Aguerri, Miguel Ángel Bordejé, Carlos Bressel, Javier Ibargüen y Javier Peña con la colaboración inicial de Roberto Benedicto y Joaquín Soro, redactaron en diciembre de 1989, el proyecto de remodelación de la plaza San Felipe y calles adyacentes. En este proyecto, el espacio de la calle Gil Berges se recupera para uso peatonal, debía facilitarse no obstante un tránsito de vehículos ocasional, por esto se proyectó un pavimento continuo de piedra de Calatorao que permitiera una futura peatonalización total del espacio. La calle Candalija pasaba a ser peatonal y en su encuentro con la calle Alfonso se colocó una pequeña fuente de piedra, en su extremo final y ya en la plaza, se construyó igualmente una nueva fuente de piedra con cuatro caños.

En la plaza propiamente dicha, se rebajó el nivel del suelo recuperando antiguas rasantes. Sobre las ruinas consolidadas de la Torre Nueva, se levantó el Memorial de la Torre Nueva , una arquitectura efímera que simbolizaba la presencia de la citada torre. Este simbolismo se reflejaba a partir de su forma: planta estrellada formada por paneles de mármol macael. Al recinto se accedía por el lugar donde estuvo la puerta y se cerraba con una ligera barandilla, en cuyos postes de sujección se colocaron los focos de iluminación. En el resto de la plaza, se respetó el arbolado existente y bajo el mismo, se instalaron unos bancos de mármol de Macael, piedra de Calatorao y respaldo de madera laminada. Junto a estos bancos, se colocó una pequeña figura de bronce -la cual no se contemplaba en el proyecto inicial- que representa un muchacho sentado en el suelo y mirando hacia lo alto de la desaparecida Torrenueva. El memorial dejó insatisfechos a aquellos que pretendían -todavía pretenden- la reconstrucción de la Torre Nueva y molestó a aquellos que consideraron que éste tenía unas dimensiones desproporcionadas para tal fin. Convertido por algunos en depósito de desechos y soporte de "pintadas", fue finalmente derribado en marzo de 2002. En la actualidad, únicamente la disposición del pavimento en forma de octógono recuerda su memoria.