3. Puerta del Carmen

Seguimos el itinerario rodeando los muros del Hospital Provincial. El antiguo Hospital de Convalecientes, fundado por el arzobispo Diego de Castrillo, pasó a cumplir las funciones del Hospital de Nuestra Señora de Gracia tras la destrucción de éste durante los Sitios.

Este edificio barroco nos conduce a través de la calle Ramón y Cajal hasta la avenida de Cesar Augusto. Lo que hoy es una gran avenida que desde la Puerta del Carmen nos lleva hacia el Ebro tenía un aspecto muy diferente en 1808. Debe su origen a una reforma realizada a mediados del siglo XX, que pretendía abrir una gran avenida hacia el Ebro.

La Puerta del Carmen que hoy se muestra encerrada entre el tráfico como un monumento exento, en 1808 no era tal. Rodeada de casas y muro de tapial, era una de las ocho puertas que se abrían a la muralla medieval que cerraba la ciudad. Diseñada en 1782, iba a denominarse Puerta Baltax por el río Huerva (Bab-al-Balts), pero su proximidad al convento del Carmen hizo que finalmente fuera conocida con este nombre.

Aunque antes de construirse la actual puerta existieron otras en este lugar, nos interesa el testimonio que la Puerta del Carmen, tal y como la vemos hoy, recoge de los Sitios de Zaragoza. Simulando las grandes puertas triunfales que se construyeron en otras ciudades como París o Madrid, nuestra Puerta del Carmen ha quedado aislada como un monumento exento. En su piel todavía persisten las cicatrices de los enfrentamientos entre zaragozanos y franceses. En la cara exterior se advierten señales de los cañonazos, y orificios de bala de fusil, al interior los orificios que todavía hoy se aprecian con claridad, nos recuerdan los disparos de los defensores.