6. Paseo de la Constitución

Ésta es una vía con encanto que combina una tupida vegetación y zonas ajardinadas con un buen número de esculturas de variada tipología. En primer lugar, nos encontramos con el Monumento a la Constitución de 1978, que ya no rememora un acontecimiento histórico local. Además, a pesar de tratarse de un monumento conmemorativo, se aleja de la idea tradicional manejada en el siglo XIX y principios del XX, basada en la representación descriptiva o simbólica del hecho conmemorado, y en el que se combinaban los personajes protagonistas con alegorías para representar ciertos conceptos abstractos. Por tanto, el monumento evoluciona, y el carácter narrativo deja paso a lo simbólico y lo metafórico.

Continuamos por el Paseo de la Constitución y nos encontramos a la altura de las calles de San Ignacio de Loyola e Isaac Peral, el Monumento a los Funcionarios muertos, que ya hemos comentado anteriormente. Prosiguiendo el mismo camino hacia el Paseo de la Mina, hallamos otro monumento, de reciente construcción y de carácter funerario al igual que el cercano en recuerdo a los funcionarios.

Se trata del Memorial a las víctimas del Yakolev-42, conmemorativo de un trágico accidente que supuso el fallecimiento de 62 personas. Responde a una intención completamente diferente de la desplegada en aquellos monumentos decimonónicos en los que se hacía hincapié en la heroicidad de los fallecidos. En este caso, su percepción invita al silencio, el recogimiento y la reflexión. Sin embargo, y si bien ha variado el modo de expresar el sentimiento de duelo, es perceptible cómo a pesar del transcurso del tiempo, todavía permanece la idea del monumento conmemorativo como un medio a través del cual la sociedad se pronuncia, y muestra su empatía o rechazo ante determinados acontecimientos.