Zaragoza es tierra de contrastes, desde la estepa a los valles fluviales, de los bosques mediterráneos a los espacios agrícolas y a la naturaleza urbana, una gran diversidad de especies de flora y de fauna encuentran en este abanico de ecosistemas y hábitats los espacios idóneos para la supervivencia. Conocer y poner en valor la naturaleza refuerza los vínculos emocionales con el territorio y asienta las bases hacia una gobernanza participativa. Si no se conoce no se valora.