¿Por qué hay árboles en la ciudad?


Artículo publicado en el número 6 de la revista Zaragoza Joven (junio de 2024).

Medio ambiente
Info Joven con la colaboración con el Servicio de Sostenibilidad y Desarrollo Estratégico - Oficina de Medio Ambiente, Acción Climática y Salud Pública del Ayuntamiento de Zaragoza

Cualquiera que haya puesto un pie en la calle durante el verano zaragozano ha experimentado en carnes propias lo que se agradece que en tu camino se cruce un árbol con una buena sombra. Las ciudades producen lo que se denomina "isla de calor", una acumulación de temperatura en elementos artificiales como el hormigón, el asfalto, los perfiles metálicos, etc. Además, nosotros/as también contribuimos: ¿a dónde crees que va a parar el calor del aire acondicionado? Los vehículos tampoco ayudar a refrescar el ambiente… Para que te hagas una idea, la diferencia de temperatura entre la ciudad y el entorno rural cercano es de entre dos y tres grados. Para tener tres ríos, nuestra ciudad tiene bastante poca humedad. Los árboles funcionan como un humidificador natural, tomando el agua existente en el subsuelo a través de sus raíces y repartiéndola a su alrededor, creando una sensación de frescor.

Pero los árboles urbanos tienen muchas más funciones, además de bajar la temperatura. En Zaragoza, otro elemento característico de nuestro clima es el viento. Los árboles sirven para disminuir su velocidad, aunque la otra cara de la moneda es que en un día de cierzo fuerte no es extraño que alguna rama (incluso algún ejemplar entero) termine por los suelos. Esta es la razón por la que hay que tener cuidado al seleccionar qué especie se planta y si sus características se acomodan al clima de la ciudad, aunque de esto hablaremos en el próximo número (sí, te dejamos con la intriga...).

Las plantas no solo nos ayudan a suavizar el clima, sino también con la contaminación. Seguro que estás pensando en ellas como un filtro contra la contaminación atmosférica y tienes razón. Por una parte, actúan como una barrera física, haciendo que penetre menos en nuestros hogares, y por otra, absorben el CO2, uno de los principales responsables del efecto invernadero. Pero es que, además, los árboles también mitigan la contaminación acústica, ya que reducen el ruido de los vehículos, las obras, etc. que se producen en las calles.

¿Te ha pasado alguna vez que estuvieras muy agobiado/a y te hayan entrado ganas de irte a dar una vuelta al parque? Es normal. El ser humano ha vivido durante la mayor parte de su existencia en un medio rural, en contacto con la naturaleza. Esa necesidad está todavía en nuestros genes y pasar mucho tiempo lejos de ella nos puede llegar a provocar ansiedad y depresión. Así que la existencia de árboles en nuestras calles tienen un factor psicológico, ya que nos producen un estado de paz, calma y relax. También nos ayuda a situarnos cronológicamente, con el paso de las estaciones. La caída de sus hojas nos recuerda que llega el otoño, sus flores nos anuncia la primavera… En un mundo en el que todo pasa tan de prisa, lleno de ladrillo y hormigón, nos centran en el momento y nos ponen en contacto con nuestra propia naturaleza. No es de extrañar que cada vez más personas se apunten a los "baños de bosque", los Shinrin Yoku japoneses, en los que no solo paseas sino que también te empapas de ellos y te permiten bajar revoluciones.

Los humanos no somos los únicos habitantes de las ciudades: muchas especies animales las comparten con nosotros/as. Y para muchas de ellas, los árboles son su hogar. También permiten que los nuestros sean más seguros. ¿Recuerdas la riada del verano pasado en el Barranco de la Muerte? Pues una de las actuaciones que se van a realizar, además de la creación de un canal, es plantar pinos en la zona. Los árboles ayudan a sujetar el suelo y a absorber las lluvias, como ya ocurre en otros lugares, como en los Pinares de Venecia.

No todo es positivo, claro. A veces, las ramas del árbol que está justo delante de tu casa te quita las vistas, sus hojas pueden obturar los desagües, los frutos de algunas especies pueden dejar el suelo pegajoso o sus raíces, levantar el suelo. Pero estos inconvenientes pueden ser solucionados con una buena gestión y, como ya hemos visto, tienen tantas ventajas que ¿cómo no va a haber árboles en la ciudad?


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