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Juan del Prin Alfranca

Pozos conectados con el infierno, incendios que regresan años después de su extinción y arcos demoníacos. Zaragoza es milenaria y alguien con tantos años también oculta muchos secretos. ¿Conocemos la cara más misteriosa de nuestra ciudad?

Aunque el origen de la ciudad está ampliamente documentado, algunas de sus construcciones sí cuentan con ese lado misterioso. Sin ir más lejos la Aljafería y su primer morador, el rey Alben Aljafe la tienen. "La ciudad no era rica ni tampoco el rey, por lo que le pidió al espíritu del Ebro un palacio maravilloso, con columnas de mármol, estatuas de marfil, fuentes y jardines", narra Maribel Estébanez, coordinadora de Gozarte, empresa especializada en el visitas para zaragozanos/as. Explica a su vez que la torre de esta fortaleza sirvió de inspiración para El trovador del escritor Antonio García Gutiérrez, un drama romántico que a su vez tomaría de referencia Giuseppe Verdi para su ópera "Il trovatore".

Por su parte, el Arco del Deán cuenta con un origen "demoníaco". El Deán, el cargo más longevo de la catedral, contaba con una casa palacio junto a esta. Para evitar mezclarse con el pueblo, algo que debía de hacer para cruzar una sola calle, quiso construir un pasaje entre ambos edificios, cosa que se le prohibió. Pero el arco apareció un día. Así surgieron las especulaciones de un pacto con el diablo y que este, conociendo al Deán, le pidió a cambio su alma y la de todo aquel que pasase por debajo del arco. "Por eso la gente pasaba sin respirar, porque si a mitad de trayecto lo hacías el diablo se te metía dentro", apunta Blanca Murillo, co-propietaria de Vive Zaragoza Tours, empresa que cuenta entre otras la visita Zaragoza Sangrienta, un recorrido por las leyendas de la ciudad. Este rito quedó en el olvido cuando se construyó el Coro Mayor de El Pilar, que contaba con un túnel más largo y la leyenda se sustituyó por otra que tenía un "reto mayor".

La desaparecida Torre Nueva de la Plaza San Felipe fue objeto de supersticiones desde su construcción. Ya por aquel entonces la ciudad creía que su inclinación de tres metros la haría caer, y con ella la bonanza económica que vivía Zaragoza. Contaban también historias sobre un habitante fantasmal en ella, aunque "a día de hoy el fantasma es la propia torre, y las leyendas y mitos a su alrededor desaparecieron con su derribo", lamenta Murillo.

Más cercana a nuestros días, los años 70 recogen dos hechos que han quedado grabados en la ciudad. Por un lado en 1971 un autobús se precipitó desde el Puente de piedra al Ebro, cayendo en el famoso pozo de San Lázaro. En esta ocasión el boca a boca hizo creer que nunca llegó a recuperarse dicho vehículo. "En el imaginario popular ese autobús sigue en el fondo del Ebro y cuando les enseñas las fotos de cómo lo sacaron la gente alucina", añade Estébanez . También el origen del pozo apunta a conexiones subterráneas con el mar Mediterraneo o incluso con el infierno, aunque se trata de una antigua excavación romana que abandonaron al no encontrar piedra.

En esa misma década ocurriría el 12 de julio de 1979 un incendio en el Hotel Corona de Aragón que acabó con la vida de 83 personas. "Se dice que cuando la marca Meliá compra y restaura el hotel, unas azafatas alojadas en la habitación 510 empezaron a oler a humo, a sentir su crepitar, a sentir mucho calor y a escuchar pasos corriendo por el pasillo", narra Murillo. Actualmente esa habitación ya no existe y en su planta se crearon pisos de lujo "si no hay habitación no hay fantasma", bromea Murillo.

Las leyendas han sobrevivido gracias a la trasmisión oral, aunque cada vez queda menos de estas tradiciones. Entonces ¿qué podemos hacer si queremos mantenerlas? La responsable de Vive Zaragoza Tours, lo tiene claro "hay cursos gratuitos sobre la historia de Zaragoza, de Aragón o investigaciones. La casa de los dioses de alabastro, de Magdalena Lasala, por ejemplo. O libros para niños sobre los cabezudos, sobre los reyes de Aragón". Mantenerlas depende de nuestra curiosidad.