¿Curiosidad o cotilleo?


Artículo publicado en el número 6 de la revista Zaragoza Joven (junio de 2024).

Salud - Salud emocional
Info Joven con la colaboración de la Asesoría Psicológica de Zaragoza Joven

Cuando conocemos a alguien nuevo, es normal preguntarle por su vida. El "¿estudias o trabajas?" es un clásico y no solo como frase para ligar. Saber en qué dedica su tiempo es una manera de conseguir más información de otra persona que entra dentro de las normas sociales: poca gente te va a contestar con un "¿a ti qué te importa?".

Sin embargo, cuando las preguntas se vuelven más personales, la cosa cambia. La línea entre interesarte por otra persona y que te perciba como un/a cotilla es muy fina y depende de muchos factores: culturales, de edad... incluso personales. Hay gente más abierta, a la que no le importa compartir sus intimidades, y otra más introvertida, que necesita tener mucha confianza con una persona para contarle según qué cosas. También varía según de la persona que realiza la cuestión: no es lo mismo que te pregunte si tienes novio/a tu amiga del alma que tu tío al que solo ves en Navidad.

Las normas sociales cambian y están en continua evolución. Hoy en día puede considerarse como falta de respeto o intromisión cosas que antes estaban completamente normalizadas. Sin embargo, estos cambios no son repentinos y universales: las personas de generaciones anteriores suelen necesitar más tiempo para asimilar nuevos conceptos y, si es necesario, desaprender otros. Por ejemplo, si llevas mucho tiempo con tu pareja, seguramente tu abuela te pregunte: "¿y la boda, para cuando?", porque cuando ella era joven lo más habitual era casarse pronto y no le parece una pregunta entrometida. En cambio, para las nuevas generaciones es una cuestión que provoca más incomodidad (para empezar, no está tan claro que tener una pareja desde hace un tiempo vaya a desembocar en una boda como antes) y se suele considerar inapropiada.

 

Por lo tanto es normal que en estos periodos de transición pueda haber algún que otro "encontronazo". Antes de poner el grito en el cielo cuando nos encontramos ante alguna de estas situaciones sería bueno analizar si es un tema cultural o generacional y sobre todo intentar leer las intenciones que hay detrás: si ha metido la pata pero lo último que quería era ofender o molestar (seguro que esto nos ha pasado a nosotros/as mismos/as alguna que otra vez) o si realmente es una persona que nada entiende de límites, que no filtra, y que piensa que "todo vale". Siguiendo con el ejemplo anterior, no es lo mismo que te pregunte tu abuela sobre una posible boda que la vecina que se conoce los movimientos de todo el bloque.

En esta última situación podemos sopesar si es una buena ocasión para ejercitarnos en el arte de la asertividad, en función de lo que nos haya hecho sentir la pregunta, nuestra energía o la rapidez mental que tengamos en ese momento. En este caso, la asertividad consiste en dejar claros mis derechos (como puede ser el derecho a no dar información) sin tener por ello que avasallar los suyos. Para poner límites no hace falta ser cruel, no olvides que también se trata de una persona, y aunque pueda estar muy desubicada, tiene necesidades y sentimientos igual que tú.

En general no hay una fórmula mágica que nos diga qué hacer en cada ocasión, perso si escuchamos un poco a nuestras propias emociones, tendremos las pistas que necesitamos para saber cómo actuar mejor en cada momento. No se trata de crear conflictos sino de sentirte bien contigo mismo/a. Si te ha sentado mal la pregunta o el comentario o quieres zanjar una situación que se repite, respira, piensa lo que vas a decir y contesta con calma. En ocasiones, la respuesta puede ser simplemente desviar el tema de conversación, pero en otras quizá debas ser más tajante , sin perder la educación.

A veces, somos nosotros/as los que metemos la pata. Hacemos una pregunta que en nuestra cabeza era la mar de inocente… y de repente vemos lo incómoda que está la otra persona. Antes de lanzar una pregunta siempre está bien plantearse si tenemos la suficiente confianza con la persona y cómo formularla para que no resulte violenta. En cualquier caso, pedir perdón y cambiar de conversación es una buena estrategia para que relajar el ambiente.


Casa de los Morlanes. Plaza San Carlos 4, Zaragoza, 50001

Tel: 976 72 18 18
Whatsapp: 608 748 112
Correo: infojoven@zaragoza.es
Cómo llegar en transporte público

Horario:

  • Lunes, Martes, Jueves y Viernes, de 10 a 14 horas;
  • Miércoles, de 15 a 18 h.

Verano:

  • Lunes a Jueves, de 10 a 14 h;
  • viernes de 10 a 13 h.