27 octubre 2018

El cementerio de Torrero acoge el homenaje en memoria de las víctimas del Tercio de Sanjurjo, fusilados en Zaragoza en 1936

En 1979 se exhumaron los restos de los navarros pertenecientes al Tercio de Sanjurjo que fueron fusilados en octubre de 1936 en Zaragoza y enterrados en una fosa común del cementerio de Torrero

Más de 350 familiares han asistido en Torrero a este homenaje, que ha comenzado con una lectura de los nombres de las víctimas vinculados a sus localidades de origen

Con este acto, el Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento de Zaragoza quieren hacer un reconocimiento a las víctimas de aquella masacre y a quienes hicieron posible la exhumación realizada, hace ahora 40 años
 

El Ayuntamiento de Zaragoza y el Gobierno de Navarra han celebrado este sábado un acto en memoria de los más de 200 navarros alistados en el Tercio de Sanjurjo, quienes fueron fusilados en los primeros meses del golpe militar de 1936.

En el acto, el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, junto con la presidenta del Parlamento de Navarra, Ainhoa Aznárez, y la consejera de Relaciones Ciudadanas e Instituciones del Gobierno de Navarra, Ana Ollo, han descubierto un monolito en su recuerdo y como reconocimiento a los familiares que exhumaron sus restos en el cementerio de Torrero (Zaragoza) en febrero de 1979, resaltando el valor de su compromiso y trabajo por la memoria.

En el acto también han estado presentes la presidenta de las Cortes de Aragón, Violeta Barba, el presidente de la Federación Navarra de Municipios y Concejos, Pablo Azcona, así como representantes de las entidades locales de donde procedían las víctimas, como el alcalde de Sartaguda, Paolo Albanese, y familiares de las personas fusiladas.

Más de 350 familiares han asistido en Torrero a este homenaje, que ha comenzado con una lectura de los nombres de las víctimas vinculados a sus localidades de origen. El acto memorialista ha finalizado con una ofrenda floral a los pies del monolito.

La historia

En 1979 se exhumaron los restos de los navarros pertenecientes al Tercio de Sanjurjo que fueron fusilados en octubre de 1936 en Zaragoza y enterrados en una fosa común del cementerio de Torrero.

En el verano de 1936, muchos hombres fueron presionados para alistarse en el Tercio de Sanjurjo y combatir en las filas de los sublevados como vía para escapar de la represión y de la amenaza de una muerte probable. En agosto del 36, los mandos militares sublevados organizaron una bandera de la Legión, denominada General Sanjurjo, para actuar en el frente de Aragón, a la que incorporaron forzosamente a varios cientos de vecinos de distintas localidades navarras. En octubre del mismo año, sin haber llegado a combatir, ante las sospechas que despertaba su pasado político, un numeroso grupo de ellos fue trasladado a Zaragoza, donde fueron fusilados.

Más de 600 varones, procedentes de decenas de pueblos de Aragón, Navarra, La Rioja y Soria, fueron conducidos a Zaragoza para ser trasladados a continuación a Almudévar, en la línea del frente.  Allí llegaron el 29 de septiembre, destinados a entrar en combate. Sin embargo, las autoridades militares del bando sublevado desconfiaron de ellos, por el riesgo de una posible deserción masiva, y decidieron dar un castigo ejemplarizante. Fueron devueltos al campo de San Gregorio y, en los primeros días de octubre, un número todavía sin determinar de ellos fueron asesinados. Se estima que pudieron ser 224 los navarros allí fusilados. Sus cuerpos fueron trasladados en camiones al cementerio de Torrero y enterrados en una gran fosa común.

Las investigaciones sobre esa matanza cifran en más de 300 los soldados asesinados, de los cuales en torno a 223 eran navarros, procedentes de 24 localidades, que se relacionan junto al número de vecinos asesinados: Sartaguda (44), Lodosa (21), Cárcar (18), Andosilla (16), Mélida (16), Marcilla (14), Olite (14), Sangüesa (13) Pitillas (13), Murillo el Fruto (12), Carcastillo (7), Cadreita (6), Ujué (5), Funes (4), Santacara (4), Monteagudo (3), Ablitas (2), Arróniz (2), Mendavia (2), Tafalla (2), Sesma (2), Estella (1), Lerín (1) y Peralta (1).

Sus familiares nunca los olvidaron, pero hubo que esperar más de 40 años para que se abriera una oportunidad para la exhumación. En Navarra se había iniciado en 1978 un potente movimiento de familiares con apoyo de algunos curas y alcaldes, que iniciaron las conocidas como exhumaciones tempranas. Fueron muchas las fosas comunes que se exhumaron. De todas ellas, la mayor fue la del cementerio de Torrero.

Tras conseguir la autorización del Ayuntamiento de Zaragoza, el 10 de febrero de 1979 un numeroso grupo de familiares procedente de 16 localidades de Navarra y La Rioja llevó a cabo la exhumación de los restos. Días más tarde, un gran cortejo formado por más de 600 personas acompañó la entrega de los restos a sus familiares. Así, fueron trasladados a sus localidades de origen y enterrados dignamente en los panteones que se estaban construyendo en los cementerios de muchas localidades navarras.