Ayuntamiento de Zaragoza

Cementerio de Torrecilla de Valmadrid

Su historia

Esta situado este barrio a unos 20 Km. de Zaragoza, por lo que es el más alejado de la ciudad y también el menos poblado, con 27 habitantes a fecha de hoy. De carácter agrícola, su origen y el de su topónimo se remontan a la reconquista de Zaragoza a finales de 1118. A partir de este momento el rey Alfonso I se ocupará del control de las torres musulmanas que vigilaban los accesos a la ciudad, y en concreto de la de este emplazamiento desde el que se controlaba las llanuras de la zona sureste.

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Esta “Torreciella” o “Torrecilla”, junto con las tierras de su entorno, fueron donadas a la Seo de San Salvador de Zaragoza, otorgando en 1217 el Arcediano de Teruel, miembro de su cabildo, carta de población al lugar de la Torrecilla o Torreziella in termino de Valmadriz. En 1245 el preboste de la Seo, otro cargo capitular, concedía a sus pobladores todo el territorio que se controlaba desde la torre.

Del señorío eclesiástico pasó a finales del siglo XV al secular, siendo propiedad de la familia Torrellas a partir de estas fechas. Hasta el siglo XVIII se denominará La Torrecilla y en 1834, tras la reforma administrativa española, pasa a ser municipio independiente con la denominación que hoy tiene, incorporándose a Zaragoza como barrio rural por Decreto de 6 de mayo de 1959, tras solicitar la integración dada su escasez de población y de recursos.

LOS CEMENTERIOS DE TORRECILLA

Tanto Pascual Madoz en 1845 como la Visita Pastoral de 1849 dicen bien claro que la localidad de Torrecilla de Valmadrid contaba por esos años con dos cementerios. Uno de ellos – el más antiguo – estaba situado junto a la iglesia, como era habitual tradicionalmente, y para estas fechas ya estaba cerrado. El otro, el nuevo, estaba situado fuera de la ciudad en la cima de un cabezo a una distancia diferente según una y otra fuente. Madoz dice que a unos 300 pasos del núcleo de la población, mientras que la Visita Pastoral da la cifra – más real – de 700 pasos.

Ninguna noticia tenemos ya de estos cementerios hasta finales del siglo XIX, y solo del antiguo. En enero de 1890 el Juez municipal suplente, Juan Royo, perteneciente al linaje infanzón de los Royo con casal y escudo en el propio barrio –en la fachada de la iglesia -, se dirige al Alcalde de Zaragoza denunciando que el cura había roturado y convertido en huerta el viejo cementerio, cerrado desde hacía décadas, cosa que no podía hacer por muchas razones entre las que destacaba que “el Ayuntamiento viene pagando la contribución que pertenece al referido cementerio y otros vagos del pueblo, como son plazas, calles y caminos vecinales”.

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Dado que el viejo cementerio era de propiedad municipal, solicitaba el juez que se le obligara al cura a restituirlo a su estado anterior, aunque no se entiende muy bien por qué se dirige al Ayuntamiento de Zaragoza, si según las noticias existentes Torrecilla era municipio independiente en ese momento.

De hecho, ni si quiera hubo al parecer respuesta a este escrito.

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A partir de este momento nada dice la documentación hasta comienzos del siglo XXI, porque dada la poca población del lugar tradicionalmente, en ningún momento se debió plantear la circunstancia de otros barrios de necesitar ampliación de su cementerio. De hecho, por razones de su estado físico, al derrumbarse parte del cerramiento del cementerio – entiéndase el segundo naturalmente – el Ayuntamiento de Zaragoza y en concreto el Servicio de Conservación de Equipamientos redactaba y ejecutaba el “Proyecto de Adecuación del cerramiento del Cementerio de Torrecilla de Valmadrid. Mayo 2003”. Según la solución adoptada, se procedió a demoler la tapia de cerramiento existente, de mampuesto de piedra de aljez y argamasa rematado en albardilla simple, muy erosionado y en muy mal estado, levantándose las lápidas existentes para su recolocación posterior en el nuevo muro de bloque de hormigón liso blanco sobre base también de hormigón que cierra su perímetro.

DESCRIPCIÓN

El Cementerio de Torrecilla de Valmadrid está situado en las afueras del barrio, sobre una loma cerca de la Carretera de Castellón en un término abrupto y desigual. Tiene una superficie de 581 m2 y una forma tendente al rectángulo, pero irregular, haciendo un quiebro por las necesidades de adaptación al terreno.

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Su construcción es anterior a 1845 y, a juzgar por las fotografías previas a la demolición de sus tapias de cerramiento, pocas modificaciones debió sufrir a lo largo de los tiempos. En su estado actual y tras las obras proyectadas en el 2003, conserva el trazado original y además de una pequeña manzana de nichos, cuenta con fosa común no señalada, diversas tumbas en tierra de variadas épocas y materiales entre las que destacan las de cerramientos y cruces de hierro colado o forjado y algunas con estelas en piedra, además de las lápidas antiguas recolocadas en sus paramentos. Una lápida de baldosas de Muel colocada por el Ayuntamiento en abril de 2005 en el muro contiguo a la puerta de entrada recoge la Memoria del lugar “a las Víctimas de la Guerra española que yacen en este Cementerio”.

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FUENTES DOCUMENTALES

  • Archivo Diocesano de Zaragoza
  • Archivo Municipal de Zaragoza.
  • Archivo de la Dirección de Servicios de Arquitectura.

BIBLIOGRAFÍA: